Les invitamos a leer la entrevista que le hiciera Vladimir Vásquez del diario La Prensa a Mónica López Baltodano, directora ejecutiva de Fundación Popol Na.

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Estoy del lado correcto”

Mónica López Baltodano, directora ejecutiva de Fundación Popol Na, carga con ella el peso de dos apellidos que durante las luchas guerrilleras significaron mucho para este país. Quizá fue esa mezcla de sangre la que la ha llevado a integrarse a diferentes luchas desde pequeña.

Sus orígenes como activista datan de los tiempos de Arnoldo Alemán, cuando se levantó junto con otro grupo de muchachos para exigir que se enjuiciara al exmandatario por los casos de corrupción que se le atribuían.

Años después apareció en conferencias de prensa explicando las razones por las que se oponía a la construcción de un Canal Interoceánico negociado bajo los términos con los que el Gobierno de Nicaragua lo hizo con el empresario chino Wang Jing.

López explica en esta entrevista que los Movimientos de Campesinos que surgieron como consecuencia de este proyecto tienen el potencial de volverse movimientos nacionales y de estimular a un pueblo que ve “adormilado”.

¿Cuál sería la diferencia entre las luchas que ustedes hicieron contra Arnoldo Alemán a estas contra Daniel Ortega?

Las tres grandes banderas sobre las que se ha organizado el Movimiento en contra de la concesión son tres: la defensa de la tierra, los recursos hídricos y la soberanía nacional. Esos son los tres grandes ámbitos sobre los cuales he estado trabajando. Creo que en estos tiempos es importante advertir el nivel de deterioro que ha ocurrido en el país en términos de su institucionalidad, lo cual refuerza la idea de que los movimientos populares son esenciales para cualquier transformación profunda que se quiera en Nicaragua.

¿La juventud ve las cosas de esa forma?

Hay necesidad de despertar a un pueblo que está adormilado. Eso no es producto de las armas, es producto de una determinada gestión política. ¿A qué me refiero? Desde que el presidente Daniel Ortega retornó al poder en el 2007 él logró institucionalizar lo que ya de facto había logrado hacer en su pacto con Arnoldo Alemán. Me refiero al congelamiento de las demandas y las luchas populares. ¿Qué significa esto? Que a través de un acuerdo con dirigencias sindicales anquilosadas, corrompidas, lograron congelar al movimiento social a tal punto que la política que rige actualmente al país es que no hay que movilizarse y todo tiene que venir desde arriba. Y nosotros tenemos que reconocer que este movimiento campesino, su vitalidad y las esperanzas que genera en el país tienen que ver con el hecho de que se está enfrentando a un régimen político que ha tratado de imponer la ausencia de movilización social.

¿Y eso no ha dificultado el surgimiento de esas marchas?

Precisamente ahí radica la importancia del movimiento campesino. No es solo cuestión de las 47 marchas que han hecho, de la cantidad de gente que ha marchado o de que se está convirtiendo en un movimiento de carácter nacional. Sino que su relevancia solo se entiende cuando la contraponemos con el régimen político actual. ¿Por qué? Porque este movimiento campesino ha logrado configurar un movimiento popular con autonomía de decisión, con beligerancia, con una dirigencia colectiva con líderes que están cerca de la gente. Y eso es lo que es más importante destacar de este movimiento.

Pero en este momento hemos visto que no hay marchas y que la gente no sale a las calles. ¿Qué ocurrió?

Yo personalmente he estado apoyando, sobre todo asesorando jurídicamente al Consejo Nacional en Defensa de la Tierra, el Lago y la Soberanía Nacional. Como te dije, ellos tienen sus propias instancias de decisión colectiva con representatividad de líderes a lo largo de la ruta del Canal, pero también por fuera. Ellos están en este momento haciendo un proceso de evaluación interna del éxito que han tenido hasta ahora y cómo transformar los cauces en un potente movimiento nacional capaz de cambiar el régimen político actual y capaz de hacer una nueva propuesta política al país. Porque la verdad es que el problema en Nicaragua no es que solo es importante que aparezcan nuevas personas o nuevas caras, sino que hay agotamiento, la obsolescencia de las ideas y de las propuestas políticas. Nada hacemos con una cara nueva si tiene las ideas viejas. Necesitamos gente que pueda expresar nuevos enfoques, nuevas propuestas.

¿Cuál sería el objetivo final de este movimiento? Porque las protestas surgen en contra del Canal, pero usted menciona cambios políticos, es decir, ¿esas marchas también llevan un componente para buscar cambio de gobernante?

Hay que hacer una evaluación sobre el rol de los partidos políticos. Los partidos políticos son necesarios pero no indispensables. El Frente Sandinista de Carlos Fonseca fue un movimiento de corte popular y que empujaba no solo la lucha popular, sino también la lucha armada. Sandino no fundó un partido político, empujó un movimiento popular campesino armado llamado el Ejército Defensor de la Soberanía de Nicaragua. Esto para mencionar dos ejemplos de lucha popular exitosa. Lo cierto es que la institucionalidad de la democracia representativa tiene sentido cuando funciona de verdad, cuando hay transparencia, cuando hay legalidad. En ese caso cuando sí funciona la institucionalidad democrática representativa ahí sí son indispensables los partidos, pero esa no es la realidad política de Nicaragua. Toma relevancia la modalidad de lucha del movimiento popular campesino. Su evolución en el tiempo solo la va a poder decidir la dinámica en la que operen los diferentes actores y las propias decisiones que tome la dirigencia campesina. Pero por ahora su rol, en términos de la soberanía nacional, en defensa de los recursos naturales, el agua, que es esencial, y en defensa de sus derechos ciudadanos llena de esperanza al país. Y creo que puede permitir que el pueblo que está dormido se despierte.

Se ha dicho que una de las razones de estos grupos es para desestabilizar al Gobierno, ¿es este uno de sus objetivos?

Creo que está bastante claro que el movimiento es legítimo. Mi opinión jurídica es que ellos han tenido la claridad de entender lo que significa la concesión del Canal, todos los documentos legales y lo que he encontrado es que se trata de una concesión entreguista, vendepatria y que confiere derechos sobre los recursos naturales más valiosos que tiene el país sobre todas las propiedades públicas, privadas y de pueblos indígenas y en cualquier parte del territorio nacional a un inversionista privado que nadie sabe de dónde viene, pero que se ha convertido en una especie de nuevo dios del capital social. En mi opinión, la lucha en contra de la concesión canalera es la bandera de la soberanía en este siglo.

Si no es bajo las condiciones actuales, ¿cómo creen que debería realizarse un proyecto como el Canal?

Nosotros hemos insistido en que todos los términos reales de la concesión canalera están hechos en contra de los intereses nacionales. Que es diferente que discutir sobre el proyecto del Canal, que es bueno que la gente haga esa distinción. Yo siempre he insistido que es legítimo que cualquier presidente pueda plantear un proyecto como el Canal como una posibilidad y que lo pueda debatir el país. El problema es que nos fue arrebatado el derecho y la posibilidad de decidir como nación. El problema esencial de la concesión es que fue negociada a espaldas de los nicaragüenses, aprobada en menos de siete días sin ningún tipo de consulta de la ciudadanía en abierta violación a más de cuarenta artículos de la Constitución de Nicaragua y con unos términos que prácticamente representan la entrega del país en manos de este inversionista privado. No exagero cuando digo que Adolfo Díaz, quien había sido considerado el presidente más vendepatria, se queda chiquito cuando lo comparamos con la concesión que negoció el presidente Ortega.

Pero el presidente Ortega decía que esta fue la forma que encontraron para que finalmente se pudiera realizar el proyecto.

El Canal de Suez viene ahorita de ser ampliado. Una obra faraónica. Fue inaugurado en 1869 y hoy, dos siglos después, Egipto y su gente siguen siendo uno de los países más pobres del continente africano y una de las naciones más inestables y autoritarias del mundo. Con esto quiero decir que un Canal no es la solución de los problemas de un país. Lo que sucede es que determinados sectores y determinados líderes políticos del país han vendido una serie de promesas e ilusiones en torno a este proyecto cuando su única esperanza es que ellos puedan incorporarse dentro de esa casta reducida de millonarios que gobiernan el mundo.

A Panamá no le ha ido tan mal con su proyecto.

(Pausa) El asunto está en que este proyecto va a ser gestionado bajo los términos que ya fueron firmados. Por eso es que el movimiento popular y campesino claramente identifica que el objetivo es derogar la Ley 840 y todos los documentos que fueron negociados. Cometieron el grave error de aprobar la concesión sin la existencia previa de ningún tipo de estudio. De hecho ahora, dos años después, no existen estudios ni de factibilidad técnica, financiera o comercial, ni de diseño ingenieril del proyecto. En los asuntos públicos solo existe lo que se conoce públicamente y mientras ellos no publiquen ninguna de esta información, nosotros vamos a seguir insistiendo no solo que debieron hacerlo antes de la concesión, sino que ahora no pueden pretender llenar a posteriori, los errores que cometieron cuando negociaron la concesión en términos que son lesivos para el país.

Pero siempre los proyectos van a tener consecuencias con el medioambiente o a la propiedad, ¿qué otra alternativa tendrían?

Lo primero es que uno tiene que tener los estudios para dimensionar los daños que va a ocasionar. Y una vez que se dimensionen los daños que generaría en la principal reserva de agua para consumo humano e irrigación que tiene Centroamérica, más siete áreas protegidas que hay en esa zona más cientos de miles de personas que viven ahí más pueblos originarios, una vez que se tiene eso, se debe hacer un debate nacional con suficiente tiempo con toda la información disponible y hacer una consulta abierta con la ciudadanía, como por ejemplo se hizo en Panamá cuando quisieron ampliar el Canal.

A los movimientos de campesinos siempre se les ha tachado de que son dirigidos por el MRS.

Es falso. Es realmente un liderazgo popular, local, autónomo y plural.

¿Cuál es el siguiente paso para ustedes?

El Movimiento Popular y Campesino, ellos están formulando su propia estrategia y tenemos la esperanza de que este movimiento tenga carácter nacional. El Grupo Cocibolca, del cual Fundación Popol Na es parte, vamos a seguir haciendo esfuerzos de análisis independientes, proveer información a nivel local pero también que se sepa a nivel internacional todas las preocupaciones que tenemos y que se han expresado en diferentes estudios que hemos hecho. Siento que estoy del lado correcto de la historia.

¿Usted pertenece a algún partido político?

No. Gracias por preguntarme eso. No pertenezco a ningún partido político.

¿Ni al MRS?

Nunca he pertenecido a ningún partido político.

¿Y usted cree que el Canal se va a construir realmente?

Es difícil saber lo que va a suceder con el proyecto, porque las grandes preguntas están abiertas, lo que sí sé es que los términos legales de la concesión posibilitan que puedan ocurrir muchas cosas, desde que el proyecto siga adelante, hasta que se hagan los subproyectos. Pero eso está en la cancha del inversionista decidir qué es lo que quiere hacer con eso. Lo que sí te puedo decir es que algo muy grande va a suceder con eso, ya sea el Canal u otros proyectos y en cualquiera de los escenarios los intereses de los nicaragüenses no están protegidos.

PLANO PERSONAL

Mónica López Baltodano tiene 31 años.

Es abogada.

Actualmente es directora de Fundación Popol Na.

Tenía 29 años cuando presentó un recurso por inconstitucionalidad del Gran Canal.

No está casada, no tiene hijos, pero dice que tiene sobrinos a quienes quiere mucho.

Juega futbol y le gusta el senderismo.

Ver en la versión impresa las paginas: 4 ,5 ,6

Fuente: Vladimir Vásquez  del Diario   Más información

Por Popol Na

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